LA LEY DE LA PERSEVERANCIA

Es interesante reflexionor sobre la historia del pollito y el huevo. El pollito al acercarse a su pleno desarrollo se encuentra en un ambiente de seguridad, oscuridad, y tranquilidad. Su hogar - el huevo - lo mantiene calentito y cómodo; haciendo que se sienta bien. Sin embargo, pronto se da cuenta de que la cáscara que lo mantiene tan cómodo y seguro también limita su vida. Comienza a sentirse restringido. Así que el pollito comienza a picar la cáscara. El no lo entiende, pero según están hechas las cosas, tiene que picar ... y picar .... y picar .... Trabaja arduamente, adquiriendo fortaleza hora tras hora mediante esa lucha que Dios ha determinado. Al poco tiempo, ha adquirido la fortaleza y la resistencia para enfrentarse a un nuevo ambiente, y así rompe la cáscara del huevo. Sigue picando y pronto queda libre, listo para un nuevo nivel de vida. Hay gente que ha intentado ayudar al pollito a acelerar el proceso, partiéndole y abriéndole la cáscara. Pero al ellos interponerse al proceso de Dios lo que hacen es matar al pollito. Nacen muertos, pues no pueden ni por unos instantes aguantar los rigores del nuevo ambiente. La ley de la perseverancia es esencial para tener éxito en la en general, y en particular para la vida en el reino. Jesús ensenó la LEY DE LA PERSEVERANCIA en un pasaje que los cristianos conocemos bien:"Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe, y el que busca encuentra, y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan ? ¿ O de darle una culebra cuando le pide un pescado ? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡ Cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan ! (Mateo 7,7-11). Podemos entender el anterior pasaje como: sigan pidiendo, insistan, y Dios les dará; sigan llamando, y les abrirán la puerta. Jacob luchó toda la noche con un ángel antes de convertirse en Israel, príncipe con Dios. Abraham esperó cien años antes de recibir a Isaac, el hijo de la promesa. El pueblo de Judá esperó y luchó setenta años en cautiverio antes de que Dios lo devolviera a su tierra. Esto no niega la necesidad de pedir, creer, y recibir por fe. Pero muchas veces esos pasos son el comienzo del proceso. Puede que pasen años para que lleguen a cumplirse. El secreto del éxito en Dios consiste en vivir LA LEY DE LA PERSISTENCIA.


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